Las ventajas son múltiples, variadas y personales, pero podemos enumerar algunas generales:
Mantendremos un estado físico impecable que se proyecta y se recrea con los años. Aprendemos a dominar nuestros impulsos y a dar luz a nuestras zonas oscuras. Comenzamos a comprender cuales son nuestros límites y el de los otros y otras.
Adquiriremos más conciencia corporal y espacial de nuestro cuerpo y el ajeno.
Dominaremos la técnica para abandonar cualquier uso de la fuerza,
Aprenderemos que el oponente es indispensable para el camino del conocimiento.
Fortificaremos nuestra autoconfianza y nuestro espíritu.
Entenderemos el valor de caernos para volver a levantarnos las veces que sean necesarias.
Nos enfoca y nos ordena en nuestras prioridades.